NUMBER FOUR / FALL 2000

El pájaro de la felicidad: La Nación desde una nueva perspectiva formal-significadora

Rosario Torres
SUNY Stony Brook

El objetivo de este ensayo es mostrar cómo el lenguaje fílmico de El pájaro de la felicidad( 1992) de Pilar Miró redefine el concepto de nación, prestando especial atención a la forma en que su planificación y sus encuadres contribuyen a ello. La elección de tal tema se debe a que la nación es uno de los dos poderosos discursos determinantes de las nociones contemporáneas de identidad. El otro es el de la sexualidad, con el que interactúa y al que constituye a la vez que ayuda a explicar. Partiendo de tal planteamiento, perfectamente esbozado en Nationalisms and Sexualitities, se explicará cómo Miró lidia con ambas cuestiones, tarea obligada debido a su marginalidad en el discurso cinemático derivada de su condición de director de cine mujer, factor que influye ineludiblemente en su renovador quehacer cinematográfico. La estructura de este ensayo, pues, se irá montando en base a las distintas oposiciones entre la renovadora narrativa desplegada en El pájaro de la felicidad y la tradicional.

Para explicar brevemente el concepto de nación resulta idónea la definición que Anderson ofrece en Imagined Communities: " imagined political community- as both inherently limited and sovereign" (15). Parker, Russo, Sommer y Yaeger añaden que tal constructo fomenta una identidad esencialista, si bien no se trata de una ideología, sino de una camaradería horizontal que se extiende sobre la economía y que suscita cuestiones como el género y la sexualidad. La imbricación de nación-género se debe a que ambos conceptos se han definido tradicionalmente por oposición respecto a otros, hasta el punto de que el fomento de esa diferencia ha derivado en discursos violentos. He aquí la primera característica frente a la que se revela Miró. Tal y como explica Martí-Olivella, " Lo que no se ha llevado al cine todavía es, creo, lo que Pilar Miró empieza a dibujar en El pájaro de la felicidad: la transformación interior de dicha narrativa edípica y violenta. "Del silencio nace la comunicación más profunda y, en fin, de la soledad autoasumida nace la esperanza de renovación más completa" ( " La piedad profana de Pilar Miró" ,140). Así, del mismo modo que el film opta por el silencio comprensivo en lugar de por la agresividad, la idea de representación que tiene su directora también difiere de la convencional: el discurso nacionalista siempre ha necesitado de la labor representativa para auto-justificar su falta de esencia, la calidad meramente imaginaria de su fundación. Se ha tratado de la plasmación de la feliz fase del espejo, en la que el sujeto alienado internaliza su propia representación. En cambio, la directora no manipula la especularidad para adueñarse del otro, sino para dominarse únicamente a sí misma, para ahodar en el conocimiento propio.

Del mismo modo, un mecanismo habitualmente utilizado para compensar esa ambivalencia, ha sido la obstinada representación de la nación como comunidad, como unidad generadora de códigos sobre género y normas sexuales. Entre estos constructos, valgan como ejemplo la idea de hogar como cuerpo femenino, la de nación como mujer en definitiva, la presentación de la mujer como un ser, ante todo, maternal( al que, simultáneamente, ningún nacionalismo ha asegurado el mismo acceso privilegiado a los recursos de la comunidad que al hombre, quedándose su protagonismo en lo méramente simbólico) . En el El pájaro de la felicidad se descarga a tal estereotipo de su caríz alienatorio y es aceptado gozosa y asertivamente por su protagonista. Frente a esta postura liberadora, la nación favorece una unión masculina homosocial, una fraternidad viril que idealiza a la mujer, lo que deriva en la exclusión de sexualidades no orientadas a la reproducción, hasta el punto de que ciertas identidades y prácticas se representan menos y son representables en menor medida en el nacionalismo, tal y como desarrolla Nationalisms and Sexualities. Como consecuencia, el lesbianismo como expresión sexual femenina ha sido tradicionalmente silenciado, debido, entre otras cosas, al limitado acceso a la esfera pública por parte de la mujer. Al no conceptualizarse tal alternativa como servicio nacional, quedaba fuera de la sexualidad codificada por las normas de la clase media en cuento al cuerpo y al comportamiento sexual provenientes de los modernos nacionalismos europeos. Por lo tanto, se lo restringía a lo privado. Miró, en cambio sí abastece de un imaginario en el que tal opción es tan natural como la heterosexual. La directora no sólo presenta la opción homosexual como plausible, sino que también proporciona un escenario en el que representerla. Y éste es el camino para afectar a la realidad fenomenológica: puesto que la nación es una comunidad imaginada, la clave reside en alimentarla de planteamientos renovadores susceptibles de influenciar la realidad. Eso es lo que hace Miró: suministra imágenes nuevas desde las que aprehender, para que sea posible concebir nuevas experiencias. Y, claro, con tal objetivo, nada mejor que utilizar la máquina de sueños por antonomasia: el cine.

Como es sabido, el denominado Séptimo Arte ha sido uno de los instrumentos culturales refrendadores de la nación occidental prácticamente hasta nuestros días. La causa de tal afiliación es la utilización del método narrativo y del Realismo, de forma mayoritaria, por parte del cine. Ante este planteamiento también se rebela El pájaro de la felicidad, puesto que el discurso narrativo es un método eminentemente masculino. Este privilegia un texto que muestra ostensiblemente las marcas de la enunciación mediante una cadena de acontecimientos, en relación de causa-efecto, en un tiempo y en un espacio. Esta articulación de una historia en función del discurso de la narración ha sido el formato predilecto del oeste europeo desde el Renacimiento. La razón de esta necesidad extraordinaria de argumento radica en que éste presenta una forma de ordenar y explicar el caos que es el mundo, ofrece un sentido que sólo es accesible desde el final del relato que determina el significado y la totalidad, sugiere una nueva lectura, remite al medio y re-escribe el principio del texto. De este modo, la narrativa consiste en un contínuo empujar al receptor hacia delante, manipulándolo mediante las ganas de acceder, finalmente, al conocimiento. Precisamente esta recurrencia al deseo como anzuelo es considerada por Freud como un patrón masculino, explicable en el contexto de las funciones del aparato mental: éste vigila las reacciones del organismo frente a la invasión de estímulos, de forma que su contención prepara a la excitación para su eliminación final en el placer de la descarga. Estableciendo el paralelo con la narrativa, se deduce, entonces, que se debe tener el argumento como arabesco para alcanzar el final; la satisfacción debe ser retrasada mediante el planteamiento y el desenlace se hace necesario para poder comprenderla en relación con el origen y con el deseo en sí mismo. Como consecuencia, el lector educado en este modelo teme la ausencia de conclusión, punto en el que Miró claramente reta al discurso nacional al acabar su film con un final abierto.

Miró se rebela ante el sistema narrativo repetidamente, como también pone de manifiesto el hecho de que el leif-motiv de Carmen, la protagonista del film, no es la ambición, estímulo característico de los héroes masculinos, sino que, aunque no carece de tal rasgo, ofrece una postura hacia la avidez más compleja: conlleva un energía interior hacia la propia asertividad. Una vez más, se trata de una dinámica contrarrestadora del discurso dominante, pasiva sólo superficialmente, porque de hecho conlleva toda una reinterpretación de los vectores del argumento tradicional.

El pájaro de la felicidad también experimenta con el estilo realista, basado en el modo de representación consensuado. Como es sabido, esta noción engloba la idea de semejanza, pero no se reduce a ella. Así, la representación no se define por la imitación únicamente, sino que existe más allá de la noción de " real", por cuanto hay una identificación profunda entre representación y significación. Por lo tanto, pretender que un significado corresponda a un objeto real responde a una actitud ingenua. El mundo del contenido es un universo cultural, lo que implica que la semiosis es capaz de explicarse por sí sola, pues una unidad cultural responde a otras unidades culturales. El estilo resulta ser un concepto relativo, determinado por el sistema estándar de representación en una cultura o un tiempo determinado. A pesar de ello, el sustantivo realismo se ofrece para definir todo un sistema de representación y en general se califica como realista todo lo que se adhiera al modo tradicional europeo, ya que se suele tomar el sistema convencional como el estándar y la norma realista como la habitual. La representación realista depende de la inculcación y la medida de realismo depende de cuán estandarizado esté su sistema, de forma que la representación es una cuestión de elección; la corrección, de información y el realismo, de hábito. Sin embargo, aunque los signos estén codificados culturalmente, no son totalmente arbitrarios: el texto artístico no está completamente desligado del referente, porque las convenciones pueden fundarse en él. Tal y como apunta Carmona, el significado de un texto " quizás dependa menos del parecido que de la captación de esa promesa de significado. La imagen orienta la proyección que nuestra mente, ávida de significados, no cesa de buscar" ( 126) .

Una vez expuesta la dinámica interna del Realismo cabría preguntarse por qué los directores han elegido para sus protagonistas masculinos este espacio en tres dimensiones. La razón de ello es que este estilo corresponde a la ya mencionada fase del espejo, siendo la función de un film realista entonces reproducir con la mayor precisión posible las condiciones naturales de la percepción humana. Esta es la razón de que la nación lo haya elegido para imaginar su comunidad, planteamiento ante el que se subleva Miró, que lo sustituye por el formalismo. La directora no concibe el cine como un medio narrativo necesariamente; también lo considera capaz de articular otro tipo de propuestas y de combatir el discurso dominante, mediante la creación de narrativas alternativas resistentes que reformen los horizontes de la política global. Miró se opone a la narrativa convencional y privilegia el significante. La directora opta por un estilo visual poético, intimista, como se observa en el sumo interés que demuestra por la puesta en escena, el esmero con que trabaja la concepción espacial, el movimiento de cámara y el contenido pictórico. Este carácter esteticista del film queda marcado principalmente por su planificación y sus encuadres. El tipo de plano que más aparece es el Primer Plano Largo, siguiéndole en importancia el Primer Plano, como pone de manifiesto la repetida mostración de manos( como cuando Carmen acaricia o restaura La Virgen María y Santa Isabel de Murillo o se acerca a Nani) . Esta insistencia en señalar a la sujeto protagonista y negar la voluntad de realismo responde a una planificación tendente a la subjetividad y a la intimidad en el tratamiento de Carmen, como se observa también en el frecuente uso del Plano Medio y del Plano Detalle, testimonio de la minuciosidad propia de la directora( enmarca tiestos, frutas, vajilla) Además, la duración de esta planificación también resulta subversiva, ya que se caracteriza por la persistente utilización del plano secuencia, el cual reformula sofisticadamente el sistema de representación anterior al sistema narrativo clásico cinematográfico, puesto que descompone el viejo escenario teatral. Este recurso, junto con la constante movilidad de cámara, resulta característico de la filmografía miroriana.

Así, El pájaro de la felicidad desarrolla una amplia gama de planos móviles, tanto aquellos referidos a la motricidad de la imagen representada, como los consistentes en movimientos de cámara literales. De hecho, la movilidad de los elementos dentro del encuadre es uno de los rasgos estilísticos que mejor define el aspecto técnico de la película, ya que Miró exprime las posibilidades en este sentido. Se explota la riqueza de la profundidad de campo para producir significados alternativos al montaje en sentido estricto. Ejemplo de ello son, sobre todo, las tomas en la casa de campo almeriense, donde abundan encuadres que albergan a otras formas enmarcadoras, como puertas y portales. Las figuras de Carmen y Nani en este contexto quedan limitadas por dichos elementos, como si se pretendiera constantemente dotar de un nuevo sentido a los sujetos que enmarcan. Parece tratarse de la técnica del sobreencuadre o encuadre dentro de encuadre iniciada en el Barroco. No obstante, al adaptar dicho método a la pantalla se da una variación fundamental entre lienzo y cine; en este último medio, el receptor concibe la posibilidad de ver el resto de la escena, mientras que en el primero se ofrece un espacio cerrado, donde no se puede activar el fuera de campo con la mirada. Del mismo modo que el espectador del film imagina pero no conoce con certeza qué se encuentra más allá de los límites del encuadre, quizás las protagonistas experimentan incertidumbre al iniciar su romance.

La exquisita estilización del film es otra de las armas de Miró frente a la narrativa tradicional. Dan cuenta de ella las naturalezas muertas y el fuerte contrapunto visual que suponen instaladas en el arte de la fotografía en movimiento. Se trata de la voluntad por atrapar la esencia de la vida. Quizás la naturaleza muerta más memorable del film sea aquella que finaliza en un travelling, que se pierde en el paisaje catalán para acabar fundiéndose con el andaluz mediante una serie de fundidos de panorámicas. Es entonces cuando la cámara se mantiene en un punto de vista imposible de sostener por una persona( al igual que en la panorámica que recorre el sembrado) , utilización del denominado plano objeto irreal digna de remarcar, ya que, al no ser subjetivo, semisubjetivo ni objetivo, no es narrativo, con lo que se reafirma, una vez más, la intención iconoclasta de Miró. Precisamente éste también es el efecto provocado por las mencionadas naturalezas muertas, subrayadoras del carácter descriptivo del film, alejándolo del relato propio del Modo de Representación Institucional. Tal planificación de El Pájaro de la Felicidad deja al receptor disponer del tiempo necesario para leer toda la información contenida en el encuadre, permitiéndole asimilar más datos de los suficientes como para seguir una narración.

De todo ello se deduce cómo El pájaro de la felicidad contribuye a la redefinición cultural y política de España, ya que repiensa el concepto de nacionalismo, presentando un proyecto transformador de la visión e inventa formas y procesos de representar a la mujer. La duración, los eventos, las relaciones, la belleza de las imágenes, el espacio de la visión, la temporalidad, el ritmo, el horizonte de significado, la edición perfectamente calculada de los planos, los silenciostodo ello da fe de una narrativa rebelde y expresa la experiencia femenina. El devenir del film, difuminado por la secuencialidad, la retórica y las asociaciones de significado, lo dota de cierto cariz abstracto que lo inscribe en un cine alternativo, paneuropeo, preocupado por la estilización de determinadas normas de estructuración. La mirada ofrecida es diferente, en gran parte debido al carácter asociativo de la película, como en el caso de las repetidas naturalezas muertas metáforas del deseo de hacerse con las esencias. Estos elementos no presentan una argumentación, pero en la medida en que Miró los coloca juntos, proponen una lógica relacional. Como consecuencia, la directora no sólo aboga por la asertividad de su protagonista, sino por la del receptor/a, puesto que sus asociaciones, que no tienen por qué ser significativas a priori, requieren cierto esfuerzo activo por parte de éste/a. La conexión entre las imágenes relacionadas se produce, así, en la mirada espectatorial, con la ayuda del imaginario alternativo al consensuado, en el que poder concebir tales relaciones, que Miró le proporciona. Ahí reside la principal contribución cinematográfica de El pájaro de la felicidad al proceso de refiguración cultural de la nación.


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Trabajos citados


Anderson, Benedict. Imagined Communities. Reflections on the Origin and Spread of Nationalism. London: Verso, 1983.

Carmona, Ramón. Cómo se comenta un texto fílmico. Madrid: Cátedra, 1991.

Martí-Olivella, Jaume. " Regendering Spain's Political Bodies: Nationality and Genderin the Films of Pilar Miró and Arantxa Lazcano" ; Kinder, Marsha. Refiguring Spain. Durham and London: Duke Universty Press, 1997.

Martí-Olivella, Jaume. " La piedad profana de Pilar Miró" . Cabello-Castellet, G., Martí-Olivella, Jaume and Wood, Guy H. Cine-Lit II. Essays on Hispanic Film and Fiction. Oregon State University, 1995.

Parker, Andrew; Russo, Mary; Sommer, Doris & Yaeger, Patricia. Nationalisms andSexualities. N. Y. & London: Routledge, 1992.

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