NUMBER TWO / SPRING 1999

 

Ester Xargay Responde a Antoni Clapés

 

Antoni Clapés
Poeta y Editor.
Barcelona

 

AC - Ester, ¿podrías hacernos una breve semblanza biográfica?

EX - Provengo de la rebelión contra el cartesianismo francés y transito de la escritura a la lectura del arte, y de la acción al audiovisual, atrapada en otra práctica intransitiva difícil de describir, de escribir de ella el deseo afirmativo de flujos y líneas de vuelo irregulares que no van a ninguna parte, que se esconden entre los pliegos del espaciotiempo transitivo. Con esta práctica multidisciplinar e indisciplinaria puedo buscar nuevas salidas más allá de los códigos. Se trata de un medio, un tejido de lenguajes, absolutamente abierto e imprevisible, que me sirve para poner en cuestión el papel del arte, del artista y del consumidor de arte, para la crítica social y política, y para la subversión del concepto tradicional de obra y de los valores establecidos, sobretodo en el mundo del arte y de la escritura. Es así como concluyo en "Volts en el temps" (Vueltas en el tiempo), mi última publicación.


AC - ¿Cuáles han sido los factores que te han impulsado en orientar tu atención artística hacia el/los fenómeno/s de tipo vanguardista?

EX - En parte, el espíritu de lo que llamamos vanguardismo es inmanente a la cultura occidental, por lo menos desde el Renacimiento. Pongamos por caso Ucello (s. XV), Artemisa Gentilesci, Caravaggio (s. XVI y XVII), Rosa Bonheur, Courbet (s. XIX), todos ellos rompieron con la tradición pictórica de su tiempo pintando de la forma que a ellos les interesó: diríamos, pues, que son vanguardistas avant la lettre, antes de las vanguardias del siglo XX.

El espíritu de vanguardia impulsa al arte -también a la literatura, a la música, etc.- a romper con las convenciones y a abrir vías de creación inéditas. Siempre me han interesado las vanguardias propiamente dichas, las que se originaron hace cien años. Han aportado grandes renovaciones en todos los ámbitos -culturales, sociales-, y todavía nos sirven para luchar, entre otras muchas cosas, contra la jerarquización académica que todos tenemos introyectada.

Asimismo, pienso que, en este fin de siglo, las ideas de búsqueda, de experimentación, de utilización del azar como herramienta de trabajo, ya son tan propias de nuestra cultura que ahora mismos tal vez no tenga sentido hablar de vanguardia, de un arte que avanza por delante de algo. El arte conceptual ya batalló, en los años 60 y 70, contra esta denominación militarista.

Actualmente, decirle a alguien "vanguardista" supone colgarle el sambenito, una etiqueta sin duda peyorativa.


AC
- ¿Crees que si, en vez de haber apostado por la vanguardia hubieses apostado por ambientes más confortables, tu obra, tu práctica artística y literaria serian hoy día más y mejor valoradas?

EX - Para mi no es ninguna apuesta; yo hablaría más bien de sentirse como un callo: una protuberancia que delata un roce a causa de un calzado demasiado ceñido, o, en referencia al cuerpo social o gremial, que delata una cerrazón demasiado razonable.

Lo mío es una obsesión personal por la utopía, una actitud con la cual me quiero "plantar", anárquica y lúcidamente, para cuestionarlo todo, indiscriminadamente, para desinstitucionalizar y descodificar los géneros artísticos y literarios, haciéndolo, eso sí, con humor.

Por esta razón, a fin de cuentas, no me importa demasiado el hecho de no ser suficientemente reconocida en círculos literarios en los que no se entiende, y por tanto no se valora, el texto límite, la descodificación del lenguaje. Y es que la búsqueda literaria implica una manera de pensar y unos valores que no son compartidos por la gran mayoría de la comunidad literaria.


AC
- ¿Crees, de verdad, que en Catalunya ha habido -y, sobretodo, hay- una vanguardia que se plantee una ruptura con el lenguaje burgués, o, por el contrario, las prácticas llamadas vanguardistas tratan de "nadar y guardar la ropa"?

EX - Más que de un lenguaje burgués, yo hablaría de un lenguaje bienpensante, que es muy amplio y común a muchas capas sociales y que, por esto mismo, hace daño en todos los ámbitos y niveles.

En la pregunta pones en cuestión las prácticas rupturistas en Catalunya señalando que han "nadado y guardado la ropa". Tal vez sea así en algunos casos, aunque yo me resisto a creerlo. Para mí lo más importante es que hayan nadado.

Para continuar con esta metáfora, yo diría que todo se basa en nadar; los que no nadan son los que se quedan en tierra, ya explorada y explotada; los otros, queman las naves y nadan. Esto es lo que importa, después de todo: nadar. Algunos "guardan la ropa", otros se ahogan o incluso se suicidan, pero todos los nadadores se exponen a corrientes que no saben hacia donde les llevarán. Y esto es válido en Catalunya y en cualquier parte.

En Catalunya no ha habido demasiado espacio para la búsqueda literaria, que ha sido practicada por unos pocos, contados, autores dispersos, entre los cuales está Joan Brossa, un autor que siempre me inspira cuando tengo que escribir algo y no sé por dónde empezar. Ahora mismo, abro su libro Vivàrium i, al azar, encuentro, en la página 31, una frase totalmente acertada: "Compromets la teva salut a força de sensibilitat" (Comprometes tu salud a fuerza de sensibilidad). Y otro escritor, Carles Hac Mor, en su ensayo Despintura del jo, como si respondiese a tu pregunta, dice: "Quan una por entra en decadència i comença a ser substituïda per una altra por, en aquest endemig, l'envalentiment d'alguns porucs fa pagar tots els plats trencats a les minories veritablement valentes, que són les que alimenten la por de la majoria" (Cuando un miedo entra en decadencia y empieza a ser sustituido por otro miedo, en este entretanto, el envalentonamiento de algunos miedosos hace pagar los platos rotos a las minorías verdaderamente valientes, que son las que alimentan el miedo de la mayoría.)


AC
- Hablando de Carles Hac Mor, tu proximidad a un personaje como él debe haberte influido mucho, sin duda alguna. ¿No crees, no obstante, que vivir al lado de alguien tan activo puede haber amortecido tu propia creatividad?

EX - Cuando conocí a Carles yo ya me había lanzado al agua, y con él he podido continuar nadando hacia delante con mis propias ideas y, compartiendo las suyas, he podido ir más allá. Y ciertamente, más que influirme me ha animado y ayudado muchísimo a desarrollar mi obra con mayor radicalidad.

Somos compañeros de natación en alta mar, como un equipo, que hace las cosas conjuntamente y tienen, por ello mismo, mayor fuerza y más margen de actuación. No he notado jamás, en ningún momento, que esto haya menoscabado mi creatividad, en absoluto: al contrario, siempre la ha potenciado.


AC
- Este número de CORNER está dedicado a "Artistas y escritoras y vanguardia". ¿Crees que tiene algún sentido vincular la práctica artística y literaria con conceptos tales como mujer, feminismo, marginación?

EX - Si el arte o la literatura sirven para poner en cuestión, es del todo evidente que estos conceptos que citas aún requieren de muchas y muchas batallas: estamos en un mundo dirigido por los hombres.

Por otra parte, por lo que a mi concierne, en la época que me ha tocado vivir y habiéndome criado durante dieciocho años en Francia (una sociedad, digamos, más abierta), he encontrado muchas cosas ya hechas en este aspecto.

Pienso que a la mujer de hoy no le es necesario luchar como a las feministas de los sesenta, pero... ¡queda tanto por hacer!, aquí y en todas partes, ya que la mujer sigue padeciendo discriminación y explotación.

También la historia del arte demuestra que la práctica artística (y la identidad de artista, escritora o compositora) ha sido, de hecho, prohibida a las mujeres hasta la llegada de las primeras vanguardias. La vanguardia rusa, durante los primeros años de la revolución, es la que más integró a la mujer en el arte y en todo: eliminó las discriminaciones entre sexos.

Sin embargo, las galerías de arte capitalistas de la guerra fría no apostaron jamás por las mujeres artistas, y apenas promovieron a las artistas vanguardistas, ni las del informalismo ni las del expresionismo abstracto.

En cambio, en Fluxus (el heredero de Dadà durante los años 60-70) encontramos muchas mujeres, y hay que decir que, significativamente, Fluxus iba contra todo, entre otras cosas, contra la pintura, las galerías de arte y la especulación económica con el arte.

La marginación de la mujer en las artes ha sido un hecho que no es posible olvidar; todavía tenemos demasiadas cargas que no podemos eludir. Sólo hay que leer biografías de artista como Frida K ahlo , Ana Mendieta, Eva Hesse o los textos de Anna Arendt o Sylvia Plath, de tendecias y nacionalidades bien distintas, para ver que el hecho de ser mujer ha comportado una durísima lucha que se ha añadido a la lucha que supone la creación.


AC
- ¿Qué aportaciones de mujeres destacarías como más relavantes en el panorama de las vanguardias en Catalunya?

EX - Relevante lo puede ser todo: una acción de Rosa Sunyer, por ejemplo. Catalunya, como puerta del exilio de Europa durante la Primera Guerra Mundial, vivió intensamente el fenómeno de las vanguardias. Marie Laurencin vino a Barcelona con Picabia, y también estuvieron aquí las poetas Juliette Gleize y Mina Lloyd, que acompañaba a Arthur Cravan. Y una artista excepcional de la vanguardia rusa, Varvana Stepanova, que hizo una espléndida e innovadora escenografía en el Liceu.

Cabe destacar, asimismo, la estancia en la Barcelona re/deprimida de los últimos sesenta de Esther Ferrer (del grupo Zaj, con Juan Hidalgo y Walter Marchetti) que atacaron, con un aliento cargado de sibilino humor, al gris ambiental de aquellos años.

En los setenta, en el arte conceptual, batallaron un abanico de artista como Àngels Ribé, Eugènia Balcells, Eulàlia, Alícia Fingerhut, Fina Miralles, Olga Pijoan, Sílvia Gubern, Dorothée Selz, y un largo etcétera.

Podemos aún añadir a la flautista y compositora norteamericana Bàrbara Held, que colaboró con Cage, y que reside en Barcelona desde hace años dando a conocer a los músicos de los sesenta y a la más actual música experimental, en la Sala Metrònom.


AC
- Para terminar, Ester, ¿podrías hablarnos de tu propia escritura?

EX - Mi obsesión por la escritura se origina por mi afinidad con el existencialismo de Boris Vian, Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Albert Camus y otros, como corresponde a mi manera de ser lautremonianamente rebelde y surrealizante, que me acerca a los autores que cito en la plaquette "Els àngels soterrats" (Los ángeles enterrados) publicada en Cafè Central: Antonin Artaud, Rimbaud, Verlaine, William Blake, Baudelaire... Podría añadir Mallarmé, Breton, Dalí, Valentine de Saint Point..., y la lista sería interminable.

Sin embargo, en mi poesía estrictamente literaria y en la que combi no mis trabajos videográficos y en CD-Rom, me siento más próxima a autores como Marcel Duchamp, Laurie Anderson, Joan Brossa y Benet Rossell, por la estrecha relación que éstos mantienen entre arte y texto: son tanto artista como escritores, y al revés.

Entiendo el lenguaje como literatura y, a la vez, como concepto visual conjugado con la fonética, la música y las combinatorias textuales, gráficas y acústicas que provienen del letrismo. Cultivo los desplazamientos semánticos, los juegos de palabras, las locuciones y las frases hechas descontextualizadas, los eufonismos y eufemismos que conducen al ocultismo de precisión de Rrose Sélavy cuando aseveraba que "Un incesticide doit coucher avec sa mère avant de la tuer; les punaises son de rigueur" (Un incesticida ha de acostarse con su madre antes de matarla; las chinches son de rigor). O "Inceste ou passion de famille, à coups trops tirés" (Incesto o pasión de familia, a tiro de cuchillos).

Cuando las palabras dejan de mostrar para contener, uno puede captar al vuelo todas sus acepciones.

(Véase CORNER No. 1)

 

CLICK HERE TO GO BACK TO THE TOP OF THIS PAGE